Era uno de los días más calurosos de la época seca en Baringo, Kenia, cuando Christie-Lee y su hija Coco vinieron con nosotros para atender una de las sesiones de formación para los grupos de mujeres rurales de Baringo. Esta iba a ser la tercera sesión para los dos grupos de mujeres de la región de Kailer, que se habían unido para participar en e programa de The Little Big Project Kenya, recibiendo una serie de formaciones en derechos de salud menstrual, sexual y reproductiva. Previamente, habíamos iniciado el programa de formación para las escuelas de la misma área, implicando a las niñas y niños en sesiones separadas para recibir formación y recursos en salud menstrual, sexual y reproductiva, incluyendo kits de compresas reutilizables para reducir el absentismo escolar de las niñas y favorecer su dignidad.

Las mujeres Ilchamus, una subetnia Maasai, siempre recibe a los visitantes con canciones y danzas para darles la bienvenida, desearles bendiciones y recibir a cambio solo cosas buenas. “Ashe” significa gracias, y ellas cantan “ashe” para dar gracias a dios por todo lo nuevo que traiga ese día.

La formación de ese día era parte del programa en actividades generadoras de ingresos: formación culinaria en recetas escogidas por las propias mujeres, para que de esa forma sean capaces de replicarlas localmente y generar ingresos individuales o de grupo. Durante ese día, ellas habían escogido previamente recibir la formación en “pillaw” (receta tradicional keniata) y pastelería.

La mayoría de las mujeres emplean el día en sus rutinas diarias de cuidado del hogar: recoger agua del río, recoger leña para cocinar y lavar las prendas a mano. Las formaciones siempre son localizadas en un sitio cercano de la comunidad, en uno de los terrenos de los miembros de los grupos de mujeres, bajo un árbol. Afortunadamente, esta vez encontramos un gran árbol con suficiente sombra para protegernos del calor del sol durante todo el día. Las mujeres no llegaron hasta el mediodía, después de finalizar sus tareas diarias, cuando iniciamos la formación culinaria con medios locales, un fogón portátil a base de carbón, y un fogón hecho con agujeros en el suelo y alimentado por leña.

A pesar del intenso calor, ese día nos lo pasamos en grande. Los niños locales jugaron con los niños que nos acompañaron, con arena, globos y ramas. Acabamos el día decorando el pastel con los nombres de los grupos de mujeres, que declararon orgullosas que la próxima vez que nos encontraríamos, serían ellas a cocinar el pastel.